jueves, 30 de mayo de 2013

AMOR Y TANGO

Otro día. Otro amanecer de la luna que se lleva el saludo de los pájaros,
la sonrisa de los parques, los propósitos de un día que, habiendo finalizado, tan solo es.
Como todos esos planes que hacemos mientras vivimos lo que no planeamos. 
La noche es maravillosa. 
Es una noche fresca y llena de estrellas cegadas.

Y esta noche estoy repleto de amor.
Repleto de nostalgia por la falta.

Hace años que me enamoré por vez primera y 
hace pocos días que volví a enamorarme por vez primera.

Toda mi vida está repleta de fantasía, de amores inventados, 
de suspiros inventados, de saltos inventados.

Como el escritor que aprende a amar a sus personajes, me imagino Galdós, acunándolos en el papel, dotándoles de fuerza. Así son mis amores.
Aprendo a quererlos con una intensidad inmensa. Pero son inventos, fantasía 
y se evaporan con el calor del sol.

Cada mañana está repleta de delicioso alzheimer pero en la noche el sabor de la cordura 
lleva consigo las lágrimas de la amarga felicidad de estar vivo.

Me imagino, bailando tango en sus manos, columpiándome en el vaivén de su pierna, deseando el vaivén de sus caderas. Me imagino contándonos las cegadas estrellas, leyendo entre sus senos un resquicio de tanta poesía que esconde desde que dejó de ser niña. Me imagino siendo ancianos, jóvenes, niños a un mismo tiempo.

Pero lo que más imagino es que escribo sobre su cuerpo, inventando su aroma, su tacto, su cuello.
Inventándola loca de amor por mi tango, repleta de nostalgia por su invento.

Olvidarle en el día
emprendiendo la mentira,
recordarla en la noche
sonriendo ante la vida.

M.B


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