jueves, 30 de mayo de 2013

¡HOLA! (2º intento)

¡Casi lo olvido!
Estimado desconocido/a , ¿dónde has ido?
Tengo dos tazas de café dispuestas a ser leídas y escritas.

No me gustaría beberlas en soledad.

¿Dónde has ido?

M.B

AMOR Y TANGO

Otro día. Otro amanecer de la luna que se lleva el saludo de los pájaros,
la sonrisa de los parques, los propósitos de un día que, habiendo finalizado, tan solo es.
Como todos esos planes que hacemos mientras vivimos lo que no planeamos. 
La noche es maravillosa. 
Es una noche fresca y llena de estrellas cegadas.

Y esta noche estoy repleto de amor.
Repleto de nostalgia por la falta.

Hace años que me enamoré por vez primera y 
hace pocos días que volví a enamorarme por vez primera.

Toda mi vida está repleta de fantasía, de amores inventados, 
de suspiros inventados, de saltos inventados.

Como el escritor que aprende a amar a sus personajes, me imagino Galdós, acunándolos en el papel, dotándoles de fuerza. Así son mis amores.
Aprendo a quererlos con una intensidad inmensa. Pero son inventos, fantasía 
y se evaporan con el calor del sol.

Cada mañana está repleta de delicioso alzheimer pero en la noche el sabor de la cordura 
lleva consigo las lágrimas de la amarga felicidad de estar vivo.

Me imagino, bailando tango en sus manos, columpiándome en el vaivén de su pierna, deseando el vaivén de sus caderas. Me imagino contándonos las cegadas estrellas, leyendo entre sus senos un resquicio de tanta poesía que esconde desde que dejó de ser niña. Me imagino siendo ancianos, jóvenes, niños a un mismo tiempo.

Pero lo que más imagino es que escribo sobre su cuerpo, inventando su aroma, su tacto, su cuello.
Inventándola loca de amor por mi tango, repleta de nostalgia por su invento.

Olvidarle en el día
emprendiendo la mentira,
recordarla en la noche
sonriendo ante la vida.

M.B


¡HOLA!

¡Por fin se asoma una pluma nueva a mi rincón!
Estoy harto de hablar siempre conmigo mismo.
Te preguntaría muchas cosas.
¿Eres hombre, mujer? En caso de que la respuesta
fuera la que en mis creaciones Enlace espero que sea,
te preguntaría infinitas cosas más. La mayoría de ellas 
serían obsesiones físicas que tengo desde que soy
consciente de la utilidad de algunas partes de mi cuerpo.
Lo cierto es que comencé a ser consciente hace muchísimo tiempo.
Demasiado, diría yo.

Pero la verdad, es que no quiero pecar ni de impertinente ni de convertirme
en el yo que suelo ser fuera de estas letras.

Lo cierto es que prefiero no recibir nada más que tus palabras,

me presenté como un extraño. Estaría bien tener a otro extraño entre mis suspiros.

Bienvenida/o a mi refugio. 

Lo que quiera

Yo.
Soy el mismo y otro.
Yo siempre, tú a veces.
Me meto en los cuerpos, me convierto en palabra, salgo de risas o caigo con lágrimas.
Puedo ser lo que quiera ser.

Yo soy el que mira, yo soy el que toca, yo soy la fuerza de un mar embravecido, la angustia de una pérdida infinita, el desahogo de la botella de ginebra o la pasión de unas sábanas incendiadas. Soy mis huellas y mis pisadas, el camino que me queda, mis golpes, mis arrugas, mis principios y mis finales.

Tengo opiniones fundadas, fundamentadas y enfundadas, aún teniendo otras sin cabeza ni pies, y con todo y con eso pienso, pienso, busco, hago planes y cuentas de vida y de viaje, leo, veo, escucho, me siento.

Disfruto como el niño que era, de una paz sin argumentar y me invento un paisaje de cuento, me creo el rey de un reino absurdo y me reinvento y constantemente vivo vidas que no me merezco. Y lo adoro.

Yo no soy el de antes, ni el de después.
Ni siquiera el de ahora.

martes, 7 de mayo de 2013

CREACIONES

Los olvidos de una noche de verano,
los placeres de una manzana envenenada,
los suspiros que son agua y van,
las lágrimas que son aire y van,

tú cuando existes,
yo, si no existo.


Qué cálido es tu cuerpo en fantasía
y qué ardientes tus besos pensados,
robados, sin permiso, sin rechazos,

tú cuando existes,
yo, que no existo.

M.B.

lunes, 6 de mayo de 2013

Qué hay de valiente en la guerra

Tantas veces me he preguntado qué hay de valiente en la guerra. Un conflicto entre seres humanos que se despojan de toda humanidad. Siempre me he preguntado qué hay de libre en lo ciego, de ideológico en la muerte, de patriótico en el exilio hacia el país de lo cruel, lo alienado, del despojo de todos los sueños, la falta de agua a cualquier flor, no inspirar en una espiración infinita, pobre, asustada.

Los oídos se ensordecen bajo el ruido de las balas y ya no alcanza la risa de un niño para llegar al alma.
Los besos, los enamorados que se acarician por vez primera, la amistad, las metas y los pasos, una canción de cuna, los recuerdos, un abrazo sublime, inmenso, eterno, quien te dio la mano en un momento de euforia, quien te dio una mirada en un instante de pánico... todo se pierde bajo el ruido de las balas. Y ya no nos queda nada.

Nos hacemos llamar humanos pero entendemos la falta de humanidad, ¡no podemos despojarnos de eso! es una obligación serlo, si no perderíamos el derecho, el derecho a vivir en sociedad, a juzgar, a pedir, a recibir.

Tantas veces me he preguntado qué hay de valiente en la guerra...tantas, tantas veces.

Este es mi yo cansado. Cansado de indiferencia, de la lucha contra un imposible, de la inexistencia de lucha, del conformismo, la crueldad, los pactos pactados por invisibles. Es mi yo cansado de competencia, de pisotones, de aquel estropeado termómetro de lo importante.

Un yo cansado de menosprecios hacia lo más sensato de todo, hacia el amor. Hacia el único Dios invisible a los ojos y capaz de abrazar el alma.

Tantas veces me he preguntado qué hay de valiente en la guerra...tantas, tantas veces.
M.B.

viernes, 3 de mayo de 2013

Euforia

Viajar. Hoy es lo único que quiero. Viajar en cualquier tren descarrilado, hacia cualquier paraíso falto de trópico... y caminar, caminar y beber y mirar. Refugiarme en caras nuevas y en nuevas caras, para continuar viajando. Esconderme en sexos intactos y en sonrisas perfumadas de algún que otro grado.
Para continuar viajando.

Que las responsabilidades que dejo cuando escribo en este rincón se esfumen con los kilómetros recorridos. Y luego seguir recorriendo.

Pasar media noche en París y después enamorarme en los Puentes de Praga, para llenar el depósito de cerveza alemana y poder pasar la resaca bajo la Aurora Boreal. Comprar toallas en Portugal para secarme al llegar al descanso de las rancheras y luego mojarme de nuevo saltando en las infinitas caídas del Iguazú. Para perder el sentido en las Vegas y la ropa en La Habana. Y seguir bebiéndome los ojos rasgados de cada rincón asiático para terminar comiendo de algún que otro cuerpo tostado de nacimiento. 
Hoy solamente querría viajar, y experimentar lo desconocido del África negra. Para subir a Rabat y descansar en un mágico té efervescente.

Estoy con Kerouac: me interesa la gente que arde. Y hoy quiero arder por cada uno de los rincones para que en el humo de mi explosión, me encuentren los que quieren impregnarse de un poco de fuego. Y arderemos. 

Este es mi yo eufórico. El yo que consigue sentir la pizca de sal, indistinguible, mínima, que alguien puso en la vida.

M.B.